Imagina que alguna mente perversa hubiera venido a decir y a tratar de convencer que el camino a seguir no es desarrollando y mejorando los servicios que en Los Cabos se ofrecen, este sería el panorama que tendríamos en la actualidad: un destino arcaico, fuera del contexto actual, fuera de modernización, agilización, de comodidad, de buen nivel, viviendo aun tratando de ser cobijados por el "sagrado manto de la Revolución" y claro, explotando a algunos cuantos para seguir viviendo bien. Pues eso es lo que hacen las mentes perversas que vienen a detener la modernidad que destinos como Los Cabos requieren.
Estas imágenes son de la Marina de Cabo San Lucas, tomadas hace 30 años, en 1982 cuando las cosas eran muy diferentes a lo que hoy día son. Ya en 1976 se había comenzado a construir la marina, aprovechando una hondonada natural, nadie imaginaba que en tan solo dos décadas Los Cabos aparecería como el nuevo destino en el mapa de la Geografía Turística Internacional.
El Pedregal apenas estaba comenzando a poblarse, los servicios de apoyo que un destino importante en las rutas de Cruceros por el Pacífico requieren aun no se consideraban, era apenas el inicio. Imagina si, esa mente perversa, que vive de fantasías hubiera llegado aquí entonces. ¿Qué tendríamos? ¿Botes de remo?
En aquellos años eran pocos los hoteles, los servicios y los habitantes de la región, por lo tanto eran más bien pocos los turistas que podían llegar hasta acá. En esta toma hecha desde la antigua empacadora de atún Pando, vemos al fondo, a la derecha eso que muchos conocimos como Hotel Hacienda, pero que antes fue uno de los lujosos hoteles Camino Real, ellos se fueron, como se fue también Hyatt, prestigiosas compañías con altos estándares de calidad que, ante la presión local, prefirieron mejor abandonar Los Cabos.
Aquí vemos aquellos "años dorados", llama la atención el pantalón "acampanado" o "pata de elefante" que la moda indicaba entonces, al fondo vemos el Hotel Finisterra.
La vida era plácida y reposada, imagina a este niño cuya diversión era arrastrar los restos de un pescado por los terrenos que hoy ocupan hoteles y restaurantes, por donde pasan cientos y cientos de turistas todos los días...
Y el comercio se daba allí mismo, en improvisadas tiendas que ofrecían los típicos souvenirs de una visita a México. Como el infaltable sombrero de charro.
Cuando esto ocurría en Los Cabos, hace 30 años, ni quién se pusiera a pensar lo que sería la vida y como se desarrollaría la vida en 2012. Las cosas se fueron dando, con ganas pero sin un plan rector. Por fortuna se consensuaron las ideas a tiempo y se creó una visión para dentro de 30 años, para el 2030... efectivamente el Plan Los Cabos 20-30.
Y... ¿qué es lo que ese plan contempla? pues un destino turístico de buen nivel con servicios regulados, ordenados, de calidad y, sobre todo modernos. Adecuados para el turista de alto poder adquisitivo que es el que no debemos perder en nuestra región, ya que es el que deja la derrama económica necesaria para que eso que, antes fue una fantasía, sea ahora una realidad.
Pero, para que siga siendo una realidad, nos debemos adecuar. Bienvenida la modernidad, pero más aun, trabajemos por elevar la calidad de nuestros servicios. No miremos hacia atrás, no dejemos que los perversos echen a perder el trabajo de muchos años y de miles de personas.